martes, 6 de enero de 2015

MARC AUGÉ

El antropólogo y el mundo global 
 $13.000.
160 págs

Hubo un tiempo en que los antropólogos se dedicaron a estudiar las relaciones sociales en grupos y contextos reducidos, como en sus comienzos lo hiciera Boas con los indios de la costa oeste de los Estados Unidos, y más tarde Malinowski con los habitantes de las islas Tobriand, frente a Nueva Guinea. Pero todos sabemos que el mundo ha cambiado rápidamente desde entonces, y con él, también nuestras existencias individuales y colectivas. Hoy el “observador” forma parte de aquellos a quienes observa, ya que el contexto se ha vuelto planetario.

En este esperado libro, Marc Augé, uno de los intelectuales franceses más destacados en la actualidad, recorre sus experiencias como etnólogo y antropólogo (sus primeras investigaciones en las tierras de África y América, sus posteriores reflexiones sobre la modernidad tardía), para hablarnos del otro y dar cuenta, a la vez, de este cambio de escala. En su propia historia, nos propone Augé, se puede leer la historia de la disciplina, sus transformaciones y derivas.

OSWALD DUCROT y TZVETAN TODOROV

Diccionario enciclopédico 
de las ciencias del lenguaje. 
 $16.000.
421 págs

“Lenguaje” debe ser entendido esencialmente en el sentido de lengua natural: en consecuencia es necesario Instalarse en el terreno de lo verbal. “Ciencia”, a su vez, indica que no se trata sólo de lingüística, sino también de conceptos fundadores (como el de signo) y, simétricamente, de las producciones de la lengua, lo que explica el lugar acordado a la poética.

El libro no está organizado según una lista de palabras, sino mediante una división conceptual del campo estudiado. Desde esta perspectiva fueron incorporados cincuenta y siete articu1os, cada uno de los cuales dedicado a un tema claramente delimitado, constituye un todo y puede ser objeto de una lectura autónoma. En el Interior de dichos artículos se ofrecen alrededor de ochocientas definiciones fácilmente ubicables gracias al índice final y al índice de autores.

A su vez está dividido en cuatro grandes secciones: las escuelas, desde el siglo XVII hasta Chomsky; los dominios, incluyendo la psico y sociolingüística; los conceptos metodológicos, desde el más fundamental -el signo- hasta el más derivado: el de los géneros literarios; los conceptos descriptivos, desde el más simple -las unidades no significativas- hasta los más complejos acerca del lenguaje y la acción.

Este diccionario enciclopédico ofrece la posibilidad de una doble lectura: una lectura continua y una búsqueda alfabética. Constituye una exposición Irreemplazable y un excelente Instrumento de trabajo.

HOWARD BECKER.

Trucos del oficio. 
 $13.500.
296 págs

Trucos del oficio bien podría ser el título de un libro de magia, sobre todo si pensamos que los pases de magia, como la investigación en ciencias sociales, en realidad están guiados por estrategias precisas, acciones específicas y lecciones aprendidas. Este libro –escrito por uno de los sociólogos clave en la escena contemporánea– es entonces un formidable catálogo de enseñanzas destinadas a solucionar dificultades que son propias del oficio. Un manual heterodoxo de herramientas concretas, escrito con un destilado de inteligencia, sentido del humor y un tono accesible.

Todo cientista social alguna vez se preguntó si existe algún truco que lo ayude a elegir qué observar. O cómo encontrar casos que lo obliguen a cuestionarse lo que cree saber. O cómo reunir en forma de nociones generales lo aprendido de los ejemplos. O cómo emplear métodos lógicos que le permitan manipular mejor sus ideas.

Este libro reúne una colección de trucos metodológicos compilados por el autor tras años de explicarles a los estudiantes en forma simple y directa cuestiones que los científicos sociales consideran teóricas, o de plantearles ejercicios que les permitieran inventar nuevos modos de pensar lo que aprendían en sus investigaciones. Algunos de esos trucos son simples reglas empíricas, otros, el resultado de un imaginativo análisis científico social, pero en todos los casos “sugieren maneras de interferir con las cómodas rutinas de pensamiento que la vida académica promueve. Los trucos proponen modos de dar vuelta las cosas, de verlas bajo otra luz para crear nuevos problemas de investigación, nuevas posibilidades de comparar casos e inventar novedosas categorías”.

Quien lea Trucos del oficio rápidamente comprenderá que está llamado a ser una herramienta ineludible para estudiantes e investigadores.

JACQUES LACAN

Escritos 2. 
$15.000.
392 págs

Siglo XXI completa con este volumen la publicación de los Escritos de Lacan una obra que, desde su publicación original, logró una repercusión inesperada que excedió el campo su especialidad, convirtiéndose en un texto decisivo para el pensamiento del siglo XX, por la integración de los recursos provenientes de disciplinas como la filosofía, la antropología, la lingüística, la lógica y la topología. Tal vez, una de las causas de su vigencia sea que estudiosos de diversas áreas sigan encontrando en los Escritos de Lacan un pensamiento siempre heterodoxo para abordar cuestiones centrales como el lenguaje, el lugar del sujeto y lo social.

Esta edición definitiva, que la editorial incluye en su colección Biblioteca Clásica de Siglo Veintiuno, está revisada y corregida siguiendo la edición francesa del texto integral (París, Seuil, 1999). Así, la rigurosidad del texto de Lacan, exenta de toda complacencia, invita al lector a realizar un ejercicio de lectura a la letra, tal como el autor señala que debe leerse el deseo.

“El descubrimiento del psicoanálisis es el hombre como animal hablante. Es al analista a quien le corresponde poner en serie las palabras que escucha y darles un sentido, una significación. Deshagámonos del hombre promedio, que no existe. No es más que una ficción estadística. Existen individuos, es todo. Cuando escucho hablar del hombre de la calle, de encuestas, de fenómenos de masa y de este género de cosas, pienso en todos los pacientes que vi pasar por el diván durante cuarenta años. Ninguno se parece en ninguna medida a otro, ninguno tiene las mismas fobias, las mismas angustias, la misma manera de contar, el mismo miedo de no entender”-Jacques Lacan.

PHILIPPE CORCUFF

Las nuevas sociologías
 $13.500.
187 págs

Philippe Corcuff, sociólogo francés, presenta en este libro un panorama sintético y riguroso de los autores y temas más relevantes en la sociología desde los años ochenta hasta el presente, atendiendo a las continuidades y reformulaciones de cada teoría. Y lo hace adoptando una postura singular tanto en la selección como en la presentación: Corcuff se propone equilibrar la tensión clásica entre individuo y sociedad mediante el desplazamiento hacia las relaciones sociales. 
A partir de los debates producidos en Francia con autores locales y foráneos, revisa con mirada crítica los trabajos de Norbert Elias y Alfred Schu¨tz; los intentos de construcción de teorías sociológicas de amplio alcance, en especial las propuestas de Pierre Bourdieu y Anthony Giddens, y la influencia de sociólogos del mundo anglosajón como Peter Berger, Thomas Luckmann o Harold Garfinkel. Se detiene en un grupo de gran peso teórico en las últimas décadas, la sociología pragmática, sobre todo en Luc Boltanski, Laurent Thévenot y Bruno Latour, y reseña renovadas aproximaciones a las categorías y clases sociales inspiradas en la perspectiva del historiador inglés Edward P. Thompson. 
Al tiempo que restituye las bases filosóficas de las distintas corrientes sociológicas y propone un diálogo de ambas disciplinas, así como con la antropología, reivindica una particular visión del lenguaje constructivista. Primer título de la serie ¿Rumbos teóricos¿, destinada a la difusión de nuevas corrientes y a la actualización de la discusión teórica y metodológica en la sociología en particular y en las ciencias sociales en general, este libro suma a su capacidad explicativa una argumentación y una retórica precisas, que demuestran un oficio de excepción y una lectura agudísima de los aportes y puntos ciegos de las distintas teorías. Por añadidura, su autor apuesta a repensar la figura del sociólogo más allá del marco estrecho de la especialización, al proponer aunar el rigor metodológico, la pluralidad cultural y la imaginación con el interés por lo político.

KARL MARX


Antología.
 $14.500 

La lectura de un clásico siempre es provechosa. Esta antología permite acercarse a la obra de uno de los grandes clásicos de la tradición emancipatoria, muchas veces citado, pero en pocas ocasiones bien leído, o siquiera leído. Hoy, por lo demás, de la extensa obra de este autor, solamente pueden encontrarse algunos de sus libros, y no fácilmente.






 
Esbozo biográfico realizado por Lenin

Escrito: De julio a noviembre de 1914. Publicado por vez primera: En 1915, en el Diccionario Enciclopedico Granat, 7a edición, tomo XXVIII.

Carlos Marx nació el 5 de mayo (según el nuevo calendario) de 1818 en Tréveris (ciudad de la Prusia renana). Su padre era un abogado judío, convertido en 1824 al protestantismo. La familia de Marx era una familia acomodada, culta, pero no revolucionaria. Después de terminar en Tréveris sus estudios de bachillerato, Marx se inscribió en la universidad, primero en la de Bonn y luego en la de Berlín, estudiando jurisprudencia y, sobre todo, historia y filosofía. En 1841 terminó sus estudios universitarios, presentando una tesis sobre la filosofía de Epicuro. Por sus concepciones, Marx era entonces todavía un idealista hegeliano. En Berlín se adhirió al círculo de los "hegelianos de izquierda" (Bruno Bauer y otros), que se esforzaban por extraer de la filosofía de Hegel conclusiones ateas y revolucionarias.

Terminados sus estudios universitarios, Marx se trasladó a Bonn con la intención de hacerse profesor. Pero la política reaccionaria del gobierno, que en 1832 había despojado de su cátedra a Ludwig Feuerbach, que en 1836 le había negado nuevamente la entrada en la universidad y que en 1841 privó al joven profesor Bruno Bauer del derecho a enseñar en Bonn, obligó a Marx a renunciar a la carrera docente. En aquella época, las ideas de los hegelianos de izquierda progresaban rápidamente en Alemania. Ludwig Feuerbach, sobre todo desde 1836, comenzó a someter a crítica la teología y a orientarse hacia el materialismo, que en 1841 (La esencia del cristianismo ) se impone ya definitivamente en su pensamiento; en 1843 ven la luz sus Principios de la filosofía del porvenir. "Hay que haber vivido la influencia liberadora" de estos libros, escribía Engels años más tarde refiriéndose a esas obras de Feuerbach. "Nosotros [es decir, los hegelianos de izquierda, entre ellos Marx] nos hicimos en el acto feuerbachianos."[2] Por aquel tiempo, los burgueses radicales renanos, que tenían ciertos puntos de contacto con los hegelianos de izquierda, fundaron en Colonia un periódico de oposición, la Gaceta del Rin (cuyo primer número salió el 1 de enero de 1842). Marx y Bruno Bauer fueron invitados como principales colaboradores; en octubre de 1842 Marx fue nombrado redactor jefe del periódico y se trasladó de Bonn a Colonia. La tendencia democrática revolucionaria del periódico fue acentuándose bajo la jefatura de redacción de Marx, y el gobierno lo sometió primero a una doble censura y luego a una triple, hasta que decidió más tarde suprimirlo totalmente a partir del 1 de enero de 1843. Marx se vio obligado a abandonar su puesto de redactor jefe en esa fecha, sin que su salida lograse tampoco salvar al periódico, que fue clausurado en marzo de 1843. Entre los artículos más importantes publicados por Marx en la Gaceta del Rin, Engels menciona, además de los que citamos más adelante (véase la Bibliografía ) el que se refiere a la situación de los campesinos viticultores del valle del Mosela. Como su labor periodística le había demostrado que conocía insuficientemente la economía política, Marx se dedicó afanosamente al estudio de esta ciencia.

En 1843, Marx se casó en Kreuznach con Jenny von Westphalen, amiga suya de la infancia, con la que se había comprometido cuando todavía era estudiante. Su esposa pertenecía a una reaccionaria familia aristocrática de Prusia. Su hermano mayor fue ministro del Interior en Prusia durante una de las épocas más reaccionarias, desde 1850 hasta 1858. En el otoño de 1843 Marx se trasladó a París con objeto de editar en el extranjero una revista de tendencia radical en colaboración con Arnold Ruge (1802-1880; hegeliano de izquierda, encarcelado de 1825 a 1830, emigrado desde 1848, y partidario de Bismarck entre 1866 y 1870). De esta revista, titulada Anales franco-alemanes, sólo llegó a ver la luz el primer fascículo. Las dificultades con que tropezaba la difusión clandestina de la revista en Alemania y las discrepancias surgidas entre Marx y Ruge hicieron que se suspendiera su publicación. En los artículos de Marx en los Anales vemos ya al revolucionario que proclama la necesidad de una "crítica implacable de todo lo existente", y, en particular, de una "crítica de las armas"[3] que apele a las masas y al proletariado.
 
 
En septiembre de 1844 llegó a París, por unos días, Federico Engels, quien se convirtió, desde ese momento, en el amigo más íntimo de Marx. Ambos tomaron conjuntamente parte activísima en la vida, febril por entonces, de los grupos revolucionarios de París (especial importancia revestía la doctrina de Proudhon, a la que Marx ajustó cuentas resueltamente en su obra Miseria de la filosofía, publicada en 1847) y, en lucha enérgica contra las diversas doctrinas del socialismo pequeñoburgués, forjaron la teoría y la táctica del socialismo proletario revolucionario, o comunismo (marxismo). Véanse, más adelante, en la Bibliografía, las obras de Marx de esta época, años de 1844 a 1848. En 1845, a instancias del gobierno prusiano, Marx fue expulsado de París como revolucionario peligroso, instalándose entonces en Bruselas. En la primavera de 1847, Marx y Engels se afiliaron a una sociedad secreta de propaganda, la Liga de los Comunistas, tuvieron una participación destacada en el II Congreso de esta organización (celebra do en Londres en noviembre de 1847) y por encargo del Congre so redactaron el famoso Manifiesto del Partido Comunista que apareció en febrero de 1848. En esta obra se traza, con claridad y brillantez geniales, una nueva concepción del mundo: el materialismo consecuente, aplicado también al campo de la vida social; la dialéctica como la doctrina más completa y profunda del desarrollo; la teoría de la lucha de clases y de la histórica misión revolucionaria universal del proletariado como creador de una nueva sociedad, la sociedad comunista.

Al estallar la revolución de febrero de 1848, Marx fue expulsado de Bélgica. Se trasladó nuevamente a París, y desde allí, después de la revolución de marzo, marchó a Alemania, más precisamente, a Colonia. Desde el 1 de junio de 1848 hasta el 19 de mayo de 1849, se publicó en esta ciudad la Nueva Gaceta del Rin, de la que Marx era el redactor jefe. El curso de los acontecimientos revolucionarios de 1848 a 1849 vino a confirmar de manera brillante la nueva teoría, como habrían de confirmarla en lo sucesivo los movimientos proletarios y democráticos de todos los países del mundo. La contrarrevolución triunfante hizo que Marx compareciera, primero, ante los tribunales (siendo absuelto el g de febrero de 1849) y después lo expulsó de Alemania (el 16 de mayo de 1849). Marx se dirigió a París, de donde fue expulsado también después de la manifestación del 13 de junio de 1849[4]; entonces marchó a Londres, donde pasó el resto de su vida.

Las condiciones de vida en la emigración eran en extremo duras, como lo revela con toda claridad la correspondencia entre Marx y Engels (editada en 1913). La miseria asfixiaba realmente a Marx y a su familia; de no haber sido por la constante y abnegada ayuda económica de Engels, Marx no sólo no hubiera podido acabar El Capital, sino que habría sucumbido inevitablemente bajo el peso de la miseria. Además, las doctrinas y tendencias del socialismo pequeñoburgués, no proletario en general, que predominaban en aquella época, obligaban a Marx a librar constantemente una lucha implacable, y a veces a repeler (como hace en su obra Herr Vogt [5] los ataques personales más rabiosos y salvajes. Manteniéndose al margen de los círculos de emigrados y concentrando sus esfuerzos en el estudio de la economía política, Marx desarrolló su teoría materialista en una serie de trabajos históricos (véase la Bibliografía ). Con sus obras Contribución a la crítica de la economía política (1859) y El Capital (t. I, 1867), Marx provocó una verdadera revolución en la ciencia económica (véase más adelante la doctrina de Marx).

El recrudecimiento de los movimientos democráticos, a fines de la década del 50 y durante la del 60, llevó de nuevo a Marx a la actividad práctica. El 28 de septiembre de 1864 se fundó en Londres la famosa Primera Internacional, la "Asociación Internacional de los Trabajadores". Marx fue el alma de esta organización, el autor de su primer "Llamamiento" y de gran número de sus resoluciones, declaraciones y manifiestos. Unificando el movimiento obrero de los diferentes países, orientando por el cauce de una actuación conjunta a las diver sas formas del socialismo no proletario, premarxista (Mazzini, Proudhon, Bakunin, el tradeunionismo liberal inglés, las vacilaciones derechistas lassalleanas en Alemania, etc.), a la par que combatía las teorías de todas estas sectas y escuelas, Marx fue forjando la táctica común de la lucha proletaria de la clase obrera en los distintos países. Después de la caída de la Comuna de París en 1871, que Marx analizó (en La guerra civil en Francia, 1871) de modo tan profundo, certero, brillante y eficaz, como revolucionario -- y a raíz de la escisión de la In ternacional provocada por los bakuninistas --, esta última ya no pudo seguir existiendo en Europa. Después del Congreso de La Haya (1872), Marx consiguió que el Consejo General de la Internacional se trasladase a Nueva York. La primera Internacional había cumplido su misión histórica y dejaba paso a una época de desarrollo incomparablemente más amplio del movimiento obrero en todos los países del mundo, época en que este movimiento había de desplegarse en extensión, con la creación de partidos obreros socialistas de masas dentro de cada Estado nacional.

Su intensa labor en la Internacional y sus actividades teóricas, aún más intensas, minaron definitivamente la salud de Marx. Prosiguió su obra de relaboración de la economía política y se consagró a terminar El Capital, recopilando con este fin multitud de nuevos documentos y poniéndose a estudiar varios idiomas (entre ellos el ruso), pero la enfermedad le impidió concluir El Capital.

El 2 de diciembre de 1881 murió su esposa, y el 14 de marzo de 1883 Marx se quedó dormido apaciblemente para siempre en su sillón. Está enterrado, junto a su mujer, en el cementerio londinense de Highgate. Varios hijos de Marx murieron en la infancia en Londres, cuando la familia vivía en la miseria. Tres de sus hijas se casaron con socialistas de Inglaterra y Francia: Eleonora Eveling, Laura Lafargue y Jenny Longuet. Un hijo de esta última es miembro del Partido Socialista Francés.

PIERRE BOURDIEU

Ha sido uno de los intelectuales más influyentes de Francia durante la última mitad del siglo XX. La variedad de las temáticas que estudió y el intento de llevar a la práctica la construcción interdisciplinaria de diversos objetos de estudio evidencia su capacidad para hacer coincidir su producción intelectual con los problemas más relevantes de la sociedad y, en especial, de los sectores dominados. Nació el 1º de agosto de 1930 en Denguin, en el suroeste de Francia. Realizó sus estudios en la École Normale Supérieure y en la Facultad de Letras de París.



En 1981, fue designado en el puesto académico más prestigioso de Francia, el Collège de France, con el título de Profesor Titular de Sociología, cátedra que dictó hasta su muerte en enero de 2002.


Libros disponibles:


Capital cultural, escuela y espacio social. 
$15.000.
 184 págs


Con una nueva edición revisada y corregida, Siglo XXI publica este libro clave de la obra de Bourdieu en su colección Biblioteca Clásica de Siglo Veintiuno, en el que el autor desarrolla su aporte conceptual más importante a la sociología, al introducir el concepto de “capital cultural”, como variable de dinámica social. Junto al capital económico, que se reproduce hereditariamente, Bourdieu sostiene que también el “capital cultural” mediante la herencia familiar va estableciendo una capacidad de decisión y de poder crecientes en cada vez un mayor número de instancias estatales y de gobierno pero que, a su vez, puede adquirirse en la escuela y en las instituciones educativas de nivel superior. Además de esta innovadora concepción de la dinámica social, este volumen de ensayos, conferencias y entrevistas de Bourdieu, aborda también otros grandes temas de su labor científica: las relaciones de la sociología con otras disciplinas humanísticas, su vieja preocupación sobre el rigor de la profesión de sociólogo, los movimientos estudiantiles y las ubicaciones del espacio social, son algunos de ellos.





Una invitación a la sociología reflexiva.
 $16.000.
412 págs

La sociología de Pierre Bourdieu desconfía de las cosas dichas, del significado literal de las palabras y de las acciones. Así, cada término es puesto en cuestión, interrogado afondo y repensado desde un lugar crítico.
Incluso las palabras que dan cuenta de este libro: no estamos en presencia de una 'invitación' en el sentido vulgar del término, ni el concepto de 'sociología' significa lo que el lugar común supone, y por 'reflexiva' debemos entender una operación mucho más compleja de lo que habitualmente pensarnos.
Ocurre que, como escribe Bourdieu, lo preconstruido está en todas partes: 'el sociólogo está literalmente sitiado por ello. Carga así con la tarea de conocer un objeto -el mundo social- del que él mismo es producto'. Para resolver esta situación paradójica, la reflexión de Bourdieu es ante todo un autoanálisis del sociólogo como productor cultural y, al mismo tiempo, un pensamiento sobre las condiciones sociohistóricas de posibilidad de una ciencia de la sociedad.
Su obra es vasta y atraviesa diferentes campos: de la lingüística a la historia, de Weber a Marx, de los medios de comunicación a las élites universitarias. Su influencia se extiende a la crítica literaria, la antropología, la epistemología, el análisis del discurso, la ciencia política. Una invitación a la sociología reflexiva es una impecable introducción a su obra y, al mismo tiempo, un perfecto mapa de los efectos que ésta generó en términos políticos, culturales y sociales. A esto se suma la participación de Loïc Wacquant, él mismo uno de los sociólogos más importantes de la actualidad, quien, primero, contribuye con un artículo donde traza las principales preocupaciones de Bourdieu, y luego mantiene con él una serie de diálogos críticos, no exentos de tensiones y polémicas como en toda buena conversación teórica.
Una invitación a la sociología reflexiva permite una entrada sistemática y accesible al universo de uno de los grandes pensadores contemporáneos.





Los Herederos. 
Los estudiantes y la cultura. 
 $14.000.
216 págs

La construcción de poder y los mecanismos de dominación en el ámbito de la cultura son el eje de este célebre trabajo de los influyentes pensadores franceses. Y lo hacen empleando una metodología en la que convergen la indagación empírica con la crítica política y social en un enlace de proporciones justas.

Valiéndose de estadísticas y estudios de campo, Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron demuestran aquí que las instituciones escolares, lejos de afianzar los principios democráticos y formular posibilidades igualitarias, actúan otorgando títulos y reconocimiento a quienes pertenecen a sectores socioculturales y económicos privilegiados. Así, ponen en funcionamiento la exclusión de las clases más desfavorecidas o su estancamiento en ciertas disciplinas a partir de la restricción de elección. En este sentido, el sistema educativo reproduce y refuerza las desigualdades sociales de origen, a las que concibe como dones naturales irreversibles.

Los herederos, obra publicada originalmente en 1964, y que Siglo Veintiuno presenta en una nueva edición, interesa hoy más que nunca por la vitalidad y la eficacia de la tesis que propone: la necesidad de una pedagogía realmente racional, tesis que años más tarde suscitaría iniciativas encaminadas a reformar los sistemas educativos.




El sentido social del gusto.
 $14.000.
288 págs

Las cosas en apariencia más puras, más sublimes, las cosas del arte, no son diferentes de los objetos sociales y sociológicos. De hecho, su “purificación” y su alejamiento del mundo cotidiano son resultado de relaciones sociales específicas. Y esas relaciones constituyen el universo donde se producen, se distribuyen, se consumen y donde se genera la creencia en su valor.

En los textos que componen este libro, Pierre Bourdieu analiza minuciosamente las reglas que configuran, en cada campo de producción cultural, qué se considera valioso y qué no, y cuáles son los procesos y los agentes que conducen a la consagración de un artista o una obra, o a su olvido. Así, se ocupa de describir el sistema de jerarquías y de luchas por la distinción que opera en el ámbito de las editoriales, el teatro, las galerías de arte y los museos. A través de nociones como campo, capital simbólico, habitus, illusio, Bourdieu demuestra que las disposiciones y los actos considerados más individuales y más libres –por ejemplo, los gustos literarios y musicales– están atravesados por la lógica social que determina la legitimidad de ciertas formas artísticas y el carácter herético de otras.

La potencia de este análisis también reside en que explicita las relaciones entre el arte y la política, y pone de manifiesto las posibilidades de subvertir los veredictos y las apuestas del juego artístico. Un modo de plantear que las relaciones de dominación pueden ser cuestionadas.